Cuando se acerca el final de noviembre llega una de las fiestas yankies más conocidas en todo el mundo, Acción de Gracias. Esta fiesta se inició en el año 1621 cuando se mezclaron en el territorio americano las tradiciones europeas y aborígenes. Tanto en el antiguo como en el nuevo continente, cada uno por su lado, se llevaban a cabo festivales después de los ciclos de la cosecha para celebrar y dar gracias por los resultados de una buena recolecta. Así que cuando estas dos culturas se juntaron, parecía que la mejor manera era que puritanos, peregrinos y nativos se juntaran para agradecer el éxito de la primera gran cosecha que compartieron en la nueva tierra.
Hoy en día, sin embargo, se ha convertido en una celebración familiar, en la que la mayoría de personas de los Estados Unidos y Canadá se reúnen en sus hogares para disfrutar juntos de un gran banquete. El menú tradicional con el que los norteamericanos dan las gracias por el año vivido tiene como plato principal un gran pavo asado relleno de pan, maíz y salvia, que se sirve tradicionalmente con salsa de arándanos rojos. Además de este plato tan icónico, la mesa se completa con platos de verduras como judías verdes, boniato, puré de patata y salsa gravy (una salsa hecha con el jugo del pavo). Para rematar la velada, los americanos suelen compartir una gran variedad de postres, pero es la calabaza asada la gran protagonista del momento más dulce de Acción de Gracias. Eso sí, este menú tradicional se ha ido moldeando con el paso de los años, ya que el menú que compartieron en el primer Acción de Gracias que se celebró consistió en un batiburrillo de comida que englobaba desde venados y pato hasta pescado.
Todos hemos visto estas celebraciones en películas y series de televisión, con su gran cantidad de comida y su magnífico desfile previo. Lo que pocos saben es que ese tradicional desfile que invade las calles de Nueva York el último jueves de noviembre de cada año está en realidad organizado por la cadena de tiendas Macy’s, y que lleva llenando de color y globos gigantes la avenida de Broadway desde 1924, cuando 400 empleados de la compañía marcharon por la gran manzana por primera vez.
Durante este día los norteamericanos dejan las calles desiertas para reunirse con sus familias y consumir aproximadamente 46 millones de pavos. Pero, ¿cómo sería Acción de Gracias si se celebrara en España? No sabemos si alguna gran empresa hubiera decidido organizar un gran desfile que diera el pistoletazo de salida a la gran comilona de después o si la calabaza sería nuestro postre predilecto; lo que sí tenemos muy claro es que el plato principal no sería el pavo, sino el cordero.
La carne de cordero y lechal es la carne más apreciada por los españoles a la hora de llevar a cabo una celebración; de hecho, solo el olor de esta carne es capaz de hacernos pensar que estamos viviendo un día especial, aunque lo consumamos un miércoles. Su color rosado, su tierna carne y su intenso sabor nos ofrecen bocados que nos llenan de un espíritu festivo desde el paladar hasta el estómago.
Ya podemos imaginarnos todos los hogares españoles con todos los miembros de la familia vestidos de gala; la mesa cubierta por un fino mantel y la vajilla para ocasiones especiales. En ella podríamos ver platos con diferentes verduras al vapor, varios tipos de patatas (patatas a lo pobre, patatas panaderas y puré de patatas), ensaladas templadas y copas servidas con un vino tinto con denominación de origen. Toda la familia reunida esperando oír la señal de que ese cordero y lechal, cuyo olor llega hasta el salón anticipando el manjar que se está a punto de disfrutar, está listo. Definitivamente parece algo por lo que dar las gracias.
De hecho, nosotros pensamos que deberíamos instaurar la celebración de Acción de Gracias en nuestro país para poder contar con otra “excusa” para poder disfrutar de un buen asado de carne de cordero y lechal rodeados de familia en un ambiente festivo; la Navidad pasa muy rápido y nos sabe a poco.
Existen muchas formas de hacer un asado de cordero y lechal, pero nosotros nos quedamos con la manera tradicional, en el que la carne es la protagonista absoluta. Una pierna de cordero y lechal con un chorrito de aceite y otro de vino blanco, dorado al horno durante un par de horas a baja intensidad para conseguir un contraste perfecto entre la jugosa y tierna carne de dentro y la crujiente piel de fuera.
Pero lo mejor de celebrar Acción de Gracias con cordero y lechal en España sería llevar a cabo la otra tradición que sigue a esta fiesta americana: el sándwich de sobras del día siguiente. Con esta tradición no sólo podríamos disfrutar de un delicioso plato de cordero y lechal recién hecho acompañados de nuestra familia, sino que podríamos volver a degustarlo un día después en un sabroso y jugoso sándwich, cuyo secreto es poner una rebanada extra en el centro empapada con el jugo del cordero.
¿Qué os parece? ¿Proponemos una nueva festividad en España? Nosotros sin duda votaríamos que sí.