Si hoy saliéramos a la calle y preguntásemos a personas escogidas al azar: ¿cuál es el oficio que se encargan del cuidado y la cría de cordero? la respuesta mayoritaria sería “el pastor”, y estarían en lo cierto. Sin embargo, a lo largo de la historia han existido muchos tipos diferentes de pastores, ¿lo sabías? En el artículo de hoy hablaremos de todos esos profesionales, oficios extintos y contemporáneos, enfocados en el cuidado de los corderos y rebaños.
Los pastores de hoy y siempre.
Como ya sabemos, la cría de ganado ovino ha sido una actividad económica importantísima en la Península Ibérica. Esta tuvo su mayor auge durante los años de la Mesta. Aquellos rebaños estaban compuestos por miles y miles de cabezas de ganado. Animales que necesitaban vigilancia y cuidados específicos. Además no podemos olvidar el intenso trabajo que significaba y sigue significando el viaje trashumante. Es lógico pensar que se necesitaban muchos profesionales para el cuidado de los corderos.
De los pastos de verano en las montañas, hasta las dehesas en las que pasar el invierno, los pastores trasladan las ovejas por las cañadas reales a través de cientos de kilómetros. Este trabajo implicaba hasta siete meses lejos del hogar. Durante el viaje trashumante, los pastores y sus corderos atravesaban pueblos, campos labrados, montes, eriales, bosques, dehesas, fincas agrícolas y ríos. Tal esfuerzo no es posible sin el trabajo conjunto de distintos profesionales organizados. Hoy, a la mayoría de ellos los llamamos pastores, pero ayer eran oficios específicos y bien diferenciados. Muchos de ellos todavía existen, otros han desaparecido en el recuerdo.
Cierto es señalar que hoy día, la práctica de la trashumancia ha descendido debido a que veredas, cañadas o cabañeras – según la zona se las conoce con una u otra denominación – se han visto interrumpidas por la construcción de distintas infraestructuras: carreteras, urbanizaciones, zonas industriales…
A partir de los años 60, con el éxodo rural y la mecanización del campo, muchos propietarios se vieron obligados a vender sus ovejas sus pastores, pasando estos a convertirse en ganadores. Quienes, junto los pequeños propietarios de la tierra, son os productores mayoritarios de la ganadería ovina que hoy conocemos, una actividad difícil, que se mantiene como medio de vida para muchos hombres de las zonas rurales de nuestra península.
El ganadero. ¿Habías pensado que los pastores son los dueños de los rebaños? En muchas ocasiones no así. Esta figura sigue aún vigente, y no es otro que el propietario de las ovejas que forman una “cabaña” o ganadería. Es el ganadero que contrata a los pastores y les paga el jornal. Antaño, los propietarios pertenecían a la nobleza y, en ocasiones, a órdenes eclesiásticas.
El pastor jefe, el primero de todos en el orden jerárquico de los pastores, es “el mayoral”. Éste es el responsable máximo de todos los rebaños de la “cabaña”, pero también el encargado de organizar las cuadrillas de pastores que cuidan de las ovejas.
Pastores estantes y trashumantes dependían del mayoral. Y es que las decisiones referentes a la forma de organizar el trabajo, eran, y lo son todavía, tomadas por este profesional.
Entre las tareas de los mayorales están la contratación de los pastores, el alquiler de los pastos de verano en las montañas, vender corderos y ovejas, organizar el esquileo, la venta de la lana, la selección y reparto de los sementales, llevar la contabilidad y rendir cuentas al dueño; pero nunca cuidan directamente de los corderos.
El siguiente en el escalafón de mando pastoril era “el rabadán”. Este pastor, normalmente un joven, incluso a veces un niño, era un profesional estrictamente trashumante, y una figura desaparecida en la actualidad. Entre sus responsabilidades estaba el traslado de un rebaño completo, unas 1.200 o 1.300 ovejas. Hay que decir que este pastor no realizaba todo el camino andando, sino que se adelantaba al resto para preparar el camino y facilitar aquello que los corderos y el resto de pastores pudieran necesitar.
El propio nombre nos indica la posición del siguiente oficio. Se trataba del ayudante del “rabadán” o mejor dicho, “el compañero”. Era el pastor que seguía al “rabadán” en la jerarquía y su sustituto cuando faltaba. “Los compañeros” caminaban a la cabeza del rebaño y servían como guía de corderos y ovejas durante el viaje por las cañadas reales.
El siguiente escalafón de mando, justo por detrás del compañero, era ocupado por “el ayudador o yegüero”. Este oficio pertenecía al encargado de las caballerías durante el camino trashumante.
Con igual sueldo y categoría que “el sobrado”, “el persona” era responsable de vigilar que las ovejas no se salieran de las cañadas reales. Así se evitaban los posibles desperfectos causados en las tierras de labranza y sembrados.
“El sobrado”, al que acabamos de nombrar, era el encargado a arrear al rebaño. Solía viajar los últimos, junto a “los zagales” y cerrando el grupo trashumante.
La categoría más baja entre los oficios pastoriles era ocupada por “el zagal o rapaz”. Esta figura solía ser un muchacho joven que aún estaba aprendiendo el oficio. Por ello, era muy común ver a “los zagales” realizando muchas labores diferentes en función de las necesidades del trabajo. Ente “los zagales” estaban “los preñaderos”, encargados de cuidar a las ovejas preñadas, y “los carnereros”, que eran especialistas en el cuidado de los sementales.
Otros oficios relacionados con el ganado ovino.
Además de los pastores, en nuestro país existen otros profesionales que también dedican su oficio al cuidado de las ovejas y corderos. Entre otros, los veterinarios o los oficios relacionados con la lana.
Como todo ser vivo, ovejas y corderos deben hacer frente a parásitos y enfermedades. Frente a ellos, los animales cuentan con excelentes aliados, hablamos de los médicos de los rebaños, los veterinarios.
Entre los oficios de los encargados de recolectar la lana de las ovejas encontramos a “los esquiladores”, que es el trabajo de las personas que cortan la lana del cuerpo de las ovejas. Pero no es el único oficio vinculado a la lana.
Las ovejas no son propensas a poner por sí solas la postura idónea para ser esquiladas. Es necesario que alguien las agarre y maneje de manera que los esquiladores puedan hacer su trabajo. Estos profesionales se llaman “agarradores”. También están “los velloneros”. Son quienes juntan la lana y la doblan para formar paquetes llamados vellones. Por otro lado, el lugar donde se esquila a las ovejas recibe el nombre de “playa” y la persona encargada de limpiar la “playa” es “el playero”.
No podemos acabar sin nombre a los carniceros. Estos profesionales, con la ayuda de transportistas o transformadores son los encargados de que esta carne tan sabrosa y con carácter procedente de la ganadería extensiva llegue a nuestra mesa.
Seguro que muchos de estos oficios eran desconocidos por la mayoría, pero no está de más recordarlos, y comprobar cómo, el sector ovino ha dado y da trabajo a muchos hombres y mujeres.