El pastoreo es un oficio que enraíza con nuestro entorno rural, con nuestras tradiciones y con el patrimonio cultural, económico, artístico, gastronómico y artesanal. ¡Y con mucho futuro!
El oficio del pastor se remonta a tiempos muy lejanos. Es una actividad ganadera que ya contaba con una larga trayectoria mucho antes de que se dibujaran los mapas y se establecieran las fronteras actuales; antes incluso de que árabes, romanos y visigodos pasaran por nuestras tierras. De hecho, debemos retroceder al año 3.000 a.C. para poder delinear el comienzo de este oficio milenario.
Como te contábamos en el artículo “Cómo se aprende a ser pastor”, la demanda de pastores del sector ovino continúa, pero los niveles de especialización son mucho mayores.
Pero la realidad es que cada vez es menos habitual que los jóvenes quieran ser pastores. Lo mismo ocurre con otros oficios tradicionales vinculados al ámbito rural: la apicultura, la alfarería, el esquilado, el curtido de pieles o la cestería.
¿Te apetece conocer en qué consisten estos oficios? ¡Comenzamos!
La apicultura.
La apicultura es la actividad que se encarga en la cría de abejas para la posterior extracción de la miel de sus colmenas.
Como ocurre con el pastoreo, los apicultores llevan a cabo una labor milenaria con las abejas.
La producción de miel, al igual la producción de la carne de cordero, aporta distintos beneficios al ecosistema y a la biodiversidad. Por citar uno, indicar que abejas ayudan a la polinización de las plantas.
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en nuestro país existe una gran diversidad de modelos productivos de la actividad apícola según la zona. Podemos definir dos apiculturas diferentes: la existente en la zona norte, noroeste y las regiones insulares; y la predominante en el centro, y sureste.
La primera se caracteriza por un alto grado de “hobbistas” y de apicultores pequeños que, en su mayoría, no practican la trashumancia; y la segunda, por un mayor grado de profesionalización y mayoritariamente trashumante.
La alfarería.
La alfarería también es un oficio tradicional con mucha historia, cada vez más olvidado, pero con esperanza.
Se trata del arte de elaborar objetos de barro o arcilla de todo tipo. Además de vajillas y cacharrería, también abarca la fabricación de azulejos sencillos, tejas, ladrillos y baldosas sin esmaltar.
La clave de este oficio, además de la constancia y la perseverancia, reside en la destreza, una cualidad que si no se trabaja se pierde.
En la actualidad, la alfarería, al igual que otros oficios, se ha visto obligada a innovar y apostar por las nuevas tecnologías para poder continuar. Aunque es cierto que los cambios de mentalidad y de gustos han cambiado. Ahora también se apuesta por otro tipo de materiales.
La esquila.
La esquila es un oficio que gira en torno a la lana de las ovejas, de gran importancia en el desarrollo rural. El pastoreo, la esquila, la clasificación de la lana, su lavado, cardado y el hilado de la lana son actividades claves para el sector ovino, para mantener la tradición lanera y lograr que tenga futuro.
Al igual que el pastoreo, uno de los mayores retos a los que se enfrenta este oficio es a su continuidad, debido a la falta de relevo generacional.
El esquilado de las ovejas se realiza, al menos, una vez al año, normalmente en verano, para evitar que se acaloren en el campo y contraigan enfermedades. De hecho, se aprovecha esta época porque suele coincidir con el levantamiento de la lana. Es decir, el pelaje empieza a despegarse de la piel de la oveja de manera natural, lo que hace mucho más fácil el proceso del esquilado.
El curtido de pieles.
El curtido de las pieles también es otro de los oficios más antiguos de la humanidad.
Consiste en el secado de las pieles de procedencia animal.
El proceso consiste en salar la piel para que sea resistente poniéndola en remojo. Y, posteriormente, rasparla y limpiarle el pelo. Por último, se engrasa, apelmaza, abrillanta y tiñe.
La piel curtida se ha empleado para fabricar todo tipo de productos de uso cotidiano: ropa, calzado, tapicería, recipientes impermeables y utillaje para la ganadería desde antes de la escritura.
Hasta los años 60 del siglo XX, las curtidurías – talleres donde se curtían las pieles – generaban trabajo en el entorno rural, además de impulsar otros negocios paralelos relacionados con el tratamiento de la piel o su almacenamiento.
Actualmente, en nuestro país, apenas quedan curtidores que trabajen la piel a curtir.
Muchos de los utensilios que se hacían con cuero, ahora se fabrican con otros materiales. Por ello, los talleres de curtidos de pieles han reorientado su producción hacia la marroquinería y el calzado.
La cestería
El cestero es el artesano que fabrica cestas y canastas de todos los tamaños y formas. Para elaborarlas se emplean junco, mimbre, flejes de castaño, esparto, paja de centeno… y se utilizan técnicas de entrecruzado.
Al igual que el resto de los oficios tradicionales descritos, es una de las actividades más antiguas, y que también se encuentra en peligro. Hoy en día, tanto las cestas como las canastas se usan más como elemento decorativo, que como utensilios para ciertas labores propias de la agricultura o ganadería.
¿Los oficios artesanales pueden ser el futuro de los jóvenes?
Todos estos oficios son tradición, pero también pueden ser futuro para muchos jóvenes.
El aprendizaje de las nuevas generaciones de pastores, alfareros, apicultores, curtidores, esquiladores y cesteros debe incluir la contribución de las nuevas tecnologías a la labor y así, poder mantener valiosas tradiciones que, de lo contrario, caerían en el olvido.
Es necesario poner en valor estos oficios, darles visibilidad y acercarlos a la sociedad.
Un ejemplo de ello es el Roadshow Trashumante que impulsa INTEROVIC. Una iniciativa que pretende, no solo promover las rutas trashumantes, sino también promover los productos y la artesanía local. En nuestra web puedes consultar las próximas fechas y lugares donde se celebrará.
¡Cuéntanos! ¿Conoces algún otro oficio tradicional que convendría preservar?