Su fundamental papel de guardián de la economía y la biodiversidad ha convertido a los sectores de ovino y caprino en estratégicos para una región del mundo que alberga una importante cantidad de cabezas de ganado y supone una oportunidad para los jóvenes y para la economía del mundo rural.
98 millones de cabezas de ganado, 850.000 explotaciones de ovino y 450.000 de caprino que dan empleo a 1,5 millones de personas en la Unión Europea. Éstos son solo algunos de los datos que reflejan la importancia de los sectores de ovino y caprino en la economía del mundo rural en Europa. Un sector que se ha enfrentado a numerosas complicaciones y dificultades pero que es, sin duda, uno de los verdaderos guardianes del mundo rural, de su economía, su entorno natural, su medio ambiente y su biodiversidad. Y es que el ovino y el caprino, por su relevancia y su importante función se han convertido en sectores estratégicos para la Unión, empeñada en proteger a los ganaderos, sus rebaños y la labor que realizan en las zonas en las que se asientan.
Tanto es así que estos sectores son una parte importante del patrimonio cultural de muchos estados europeos y los rebaños ocupan una parte importante de su territorio. En países como el Reino Unido estos rebaños ocupan el 31% de la superficie agrícola, mientras que esta cifra supera el 20% en otros países como España, que se sitúa como segundo país productor dentro de la UE, Rumanía e Italia. Estos países lideran el censo de ovino, mientras que la producción de caprino se centra en España, Francia y Grecia. Todo ello supone, sin duda, importantes oportunidades de desarrollo para la economía, oportunidades de empleo para millones de jóvenes y una garantía de conservación del medio rural y su biodiversidad.
Economía y biodiversidad del sector ovino y caprino
Que el sector ovino y caprino es un sector fundamental para el sostenimiento del mundo rural no es algo nuevo. La presencia de los rebaños en las zonas en las que se asientan aporta un valor medioambiental innegable, ya que son verdaderos guardianes de la biodiversidad y el paisaje y realizan una labor fundamental para evitar fenómenos como los incendios forestales o la erosión. Según los datos que maneja la Unión Europea, el ovino y el caprino están presentes en un 70% de las zonas con desventajas geográficas como las más aisladas o de difícil acceso. Unas zonas donde su presencia supone el mantenimiento del paisaje y de la biodiversidad gracias a las razas autóctonas y evita fenómenos como la acumulación de biomasa, las avalanchas y daños en infraestructuras como los diques. Además, realizan una callada pero fundamental labor para la conservación de los territorios con alto valor ecológico y natural, pero también de las tierras menos fértiles, donde se encargan del desbrozo. Algo que, sin duda, garantiza el equilibrio natural.
Pero, si fundamental es su labor para el medio ambiente, mucho más lo es para la economía del mundo rural en el que se asienta. Se trata de un sector con un importante potencial para la creación y conservación de empleos en el mundo rural y, especialmente en regiones más desfavorecidas como las de montaña o las más remotas. Esto, sin duda, es esencial para frenar la despoblación de la gran mayoría de regiones rurales y supone una oportunidad de empleo para jóvenes y mujeres que deseen iniciarse en el sector agrícola o crear una empresa. Y todo ello es gracias al necesario relevo generacional que debe producirse en un sector que es sinónimo de calidad. Además, su presencia en regiones montañosas a través dela cría extensiva, mayoritaria en Europa, es garantía de empleo y del mantenimiento de la actividad económica en regiones de difícil acceso y de escaso valor agronómico.
Las cifras no dejan lugar a dudas. La producción de carne de ovino y caprino supera ya los 5.300 millones de euros en Europa, a lo que hay que sumar, además, la producción de otros productos como la leche y sus derivados como el queso, productos en los que ha aumentado su consumo de forma exponencial en los últimos años, y la lana.